lunes, 5 de noviembre de 2012

Sobre la Colina de los Chopos

El preavance del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid identifica la Colina de los Chopos como “Area de Posible Revisión de las condiciones del Ordenación Vigente 05.07”. Esta identificación resulta muy pertinente por varias razones. En primer lugar por la posición de este sector de la ciudad que, flanqueado por el Paseo de la Castellana al Oeste y la Calle Serrano al este, presenta una posibilidad potencial de abrirse a estas dos arterias, comunicándolas a través de sus espacios ajardinados. En segundo lugar, porque los usos dominantes de este recinto son usos públicos y algunos de los edificios en los que estos se desarrollan albergan instituciones ligadas la historia contemporánea de la arquitectura, la ciencia y la educación españolas. En tercer lugar, por la posición estratégica que ocupa la Colina de los Chopos en el contexto urbano, al pertenecer al eje Prado-Recoletos-Castellana en el que se ubican las principales edificaciones de carácter museístico, no solo nacionales como el Museo del Prado o el Jardín botánico, sino privadas como Caixa Forum o la Fundación Mapfre. Y en cuarto lugar porque, a pesar de las importantes características antes mencionadas capaces de cualificar este espacio, su estado actual no corresponde en absoluto con su trascendencia como punto clave de la ciudad.

La Colina de los Chopos es un ámbito en el que se ubican numerosas instituciones ligadas al CSIC, entre las que destaca el Museo Nacional de Ciencias Naturales, la Residencia de Estudiantes o la Fundación Rockefeller. Estas instituciones que gozan de autonomía entre sí, comparten el espacio con el complejo educativo Ramiro de Maeztu, que incluye colegio, instituto y el Polideportivo Magariños. El uso inadecuado de las edificaciones y de sus espacios libres adyacentes ha ido degradando progresivamente el ámbito, al haberse prodigado la sucesiva construcción de edificaciones auxiliares de muy baja calidad, implantadas sin responder a ningún plan o programa.

Este fenómeno  es especialmente grave en el caso del Palacio de la Industria y de las Artes, en el que conviven el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Escuela Superior de Ingenieros Industriales. La escuela ha sido el origen de numerosas adiciones de escasísima calidad, que han ocupado patios, han aumentado el volumen original del edificio y han anulado la accesibilidad y la conexión transversal entre los espacios libres de esta pieza urbana.

En este contexto y dada la identificación que el plan hace de esta área, se sugiere que en el ámbito del Plan General se determine la necesidad de redactar el Plan Especial Colina de los Chopos así como se fijen las acciones necesarias para revitalizar este espacio singular. Se sugieren las siguientes acciones:

1º Actualizar el catálogo de elementos protegidos, descatalogando todas las construcciones que han ido apareciendo con el paso del tiempo, en particular las que se han edificado en el interior y las proximidades del Palacio de la Industria y las Artes. Catalogar edificios incomprensiblemente no protegidos, como las marquesinas del Colegio Ramiro de Maeztu, obra de Arniches y Domínguez.

2º Destinar con uso exclusivo museístico el Palacio de la Industria y las Artes para albergar el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

3º Identificar los edificios fuera de ordenación, que puedan ser susceptibles de demolición.

4º Establecer condiciones para evitar la invasión del espacio público por parte de vehículos privados.

5º Arbitrar medidas para mejorar la accesibilidad entre niveles y la permeabilidad de la Colina de los Chopos respecto al entorno urbano. Mejorar la visibilidad y accesibilidad del conjunto desde los ejes principales de la ciudad, en particular desde el paseo de La Castellana y la calle de Serrano.

6º Determinar parámetros urbanísticos que posibiliten en el largo plazo, una verdadera revitalización del ámbito, racionalizando el uso de los edificios, eliminando las actividades incompatibles y mejorando la relación de la arquitectura de valor con las nuevas necesidades de las demandas contemporáneas, así como devolviendo al sector el carácter de polo central ligado al conocimiento, la ciencia y la innovación. 

Fernando Porras-Isla

Sobre los Jardines de El Reservado

La Casa de Campo, declarada Bien de Interés Cultural, dispone de un Plan Director que ordena su ámbito, protegiendo sus principales elementos. Igualmente, dentro de este gran parque, el recinto correspondiente a la antigua Feria del Campo ha sido objeto de la redacción de un Plan Especial que regula la recuperación de sus edificios de valor y establece determinaciones para su uso adecuado. El desarrollo de ambos planes ha sido muy limitado y gran parte de sus prescripciones está aún por cumplir. Sin embargo, debido al momento en que fueron redactados estos instrumentos no han incorporado de ningún modo la nueva realidad urbana sobrevenida en esta parte de la ciudad con la construcción del Proyecto Madrid-Río.

A través de esta operación la Casa de Campo ha quedado conectada de una forma mucho más intensa con el río Manzanares, el barrio de la Latina y el centro histórico de Madrid. Esta conexión es continua y franca, a través de nuevos elementos urbanos como la Avenida de Portugal, la Plataforma del Rey o la Huerta de la Partida y nuevos puentes peatonales sobre el cauce como el puente del Rey o la pasarela de Almuñécar. La naturaleza estructurante del Proyecto Madrid-Rio debe modificar y replantear algunos aspectos del planeamiento que ordena la Casa de Campo y el Plan General de Madrid es un instrumento adecuado para ello.


Se sugiere que, en particular, se atienda a la recuperación de los Jardines de El Reservado. Éstos son dos piezas que tienen su origen en las acciones llevadas a cabo por Felipe II en torno a la Casa de Vargas a partir de la adquisición del parque de caza en 1561. Se trata de dos elementos de extraordinario valor, profusamente documentados y grafiados en los mapas históricos de Madrid. Estos jardines, que conservan sus trazas renacentistas y su compartimentación original, llevan siendo utilizados como viveros municipales desde hace décadas y su acceso está vedado al público. Su posición, muy próxima a la estación-intercambiador de Príncipe Pío, los convierte en un verdadero atrio de enlace entre la Casa de Campoo y el centro de la ciudad; la  nueva relación con el río permite ahora su plena incorporación a Madrid, su visita y su estudio. El Plan General debe poner el foco de atención en este ámbito que, una vez rehabilitado, pasará a ser una pieza única en Europa. Recuperar sus elementos históricos y su uso original es una tarea inexcusable para una ciudad dotada de un mínimo respeto por los valores patrimoniales y por el uso colectivo de los espacios públicos.


Fernando Porras-Isla

Sobre el desvelamiento real del eje ambiental entre el Manzanares y la Castellana

El Plan General de Madrid apuesta por la creación y recuperación de ejes verdes que superpongan a la estructura viaria de la ciudad una segunda familia de conexiones en las que el peatón debe adquirir protagonismo y en las que la vegetación sea un elemento unificador que las cualifique. La importancia que tienen para la ciudad los grandes ejes ambientales, que dejan al automóvil en un segundo o tercer plano, ha sido constatada con el Proyecto Madrid-Río del que se han apropiado inmediatamente los ciudadanos, al usarlo de modo intensivo. Esta estructura verde, apoyada en el cauce del Manzanares, no es la única traza susceptible de ser recuperada en la ciudad como espacio para la vegetación y los usos colectivos.

La conexión del Manzanares hacia el sur hasta enlazar con el Parque de la Gavia puede también adquirir en el futuro el carácter estructurante como “Casa de Campo Sur”, pero sobre todo en los años por venir, en que esté vigente Plan General Revisado, no debe perderse la oportunidad de integrar, en una estructura ambiental de primer orden, la secuencia de espacios libres que arranca en al norte del Manzanares y que desde la Ciudad Universitaria, a través de la Dehesa de la Villa, el Parque de la Ventilla  y el Parque Rodríguez Sahagún, alcanza el Parque Norte, en las inmediaciones de la Castellana.

Por medio de la construcción de pequeñas infraestructuras de enlace, la continuidad entre estos espacios es una aspiración no solo deseable, sino posible y razonable. Madrid, a pesar de la potencia  y dureza de sus infraestructuras viarias, sigue estando ordenada por la huella profunda de su sistema de arroyos y cauces. El Abroñigal (M30-este) y la Castellana, han pasado de ser lechos de arroyos a ejes de conexión en los que el arbolado se puede incorporar como elemento distintivo y humanizador. El Corredor Verde del Norte propuesto pertenece también a esta familia de surcos que antecedieron a la ocupación urbana e integrará los barrios del norte de Madrid hasta conectarse con el parque lineal de Madrid-Río, sumándose a una red de gran escala que ha de incorporar también la Casa de Campo y la Cuña Verde de Latina.

Fernando Porras-Isla