A través de esta operación la Casa de
Campo ha quedado conectada de una forma mucho más intensa con el río
Manzanares, el barrio de la Latina y el centro histórico de Madrid. Esta
conexión es continua y franca, a través de nuevos elementos urbanos como la
Avenida de Portugal, la Plataforma del Rey o la Huerta de la Partida y nuevos
puentes peatonales sobre el cauce como el puente del Rey o la pasarela de
Almuñécar. La naturaleza estructurante del Proyecto Madrid-Rio debe modificar y
replantear algunos aspectos del planeamiento que ordena la Casa de Campo y el
Plan General de Madrid es un instrumento adecuado para ello.
Se sugiere que, en particular, se
atienda a la recuperación de los Jardines de El
Reservado. Éstos son dos piezas que tienen su
origen en las acciones llevadas a cabo por Felipe II en torno a la Casa de
Vargas a partir de la adquisición del parque de caza en 1561. Se trata de dos
elementos de extraordinario valor, profusamente documentados y grafiados en los
mapas históricos de Madrid. Estos jardines, que conservan sus trazas
renacentistas y su compartimentación original, llevan siendo utilizados como
viveros municipales desde hace décadas y su acceso está vedado al público. Su
posición, muy próxima a la estación-intercambiador de Príncipe Pío, los
convierte en un verdadero atrio de enlace entre la Casa de Campoo y el centro
de la ciudad; la nueva relación con el río permite ahora su plena
incorporación a Madrid, su visita y su estudio. El Plan General debe poner el
foco de atención en este ámbito que, una vez rehabilitado, pasará a ser una
pieza única en Europa. Recuperar sus elementos históricos y su uso original es
una tarea inexcusable para una ciudad dotada de un mínimo respeto por los valores
patrimoniales y por el uso colectivo de los espacios públicos.
Fernando Porras-Isla
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