lunes, 8 de octubre de 2012

Plan General de Madrid a debate (primera parte…)


Maria Beltran
El pasado miércoles 3 de octubre, por la tarde, tuve la ocasión de asistir a la primera sesión de debate sobre El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Madrid, organizado en LASEDE (el COAM) con motivo de la Semana de la Arquitectura.
El Ayuntamiento de Madrid ha planteado una revisión del PGOU de la ciudad, vigente desde 1997, con el objetivo de adaptarse a los cambios legislativos en materia urbanística de los últimos años; responder a una nueva realidad económica y social de la ciudad, y dotar de una mayor transparencia y consenso político y ciudadano al proceso de planificación urbana de Madrid.
La Revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid supone un importante esfuerzo de reflexión y análisis del contexto normativo, económico y social de la ciudad, a la vez que un fuerte compromiso con los madrileños con el objetivo de abordar el diseño de un modelo de futuro, articulado en torno a la necesidad de avanzar hacia un mejor posicionamiento de Madrid como ciudad de oportunidades económicas, sostenible, cohesionada y con calidad de vida.” (Presentación de la Revisión del Plan General, Preavance. Área de Gobierno de Urbanismo y Vivienda, Ayuntamiento de Madrid).
Ésta es la teoría, pero ¿cómo se llevará a cabo?, ¿se quedará el Nuevo Plan obsoleto al cabo de dos años como ha ocurrido con los anteriores? ¿será capaz de llevar a la práctica toda esa teoría y de verdad anticiparse a las futuras necesidades sociales, económicas y medioambientales de la ciudad de Madrid? El nuevo PGOU no tendrá rango normativo hasta 2016, pero de momento podemos consultar el borrador en Internet, precisamente para que todos los madrileños opinemos.
Todos los ponentes de la mesa redonda (Carlos Lahoz, Pilar Pereda, Javier González y José Antonio Granero Ramírez -Decano del COAM-, moderados por Juan Mera) abrieron el debate coincidiendo en la importancia de dotar al nuevo PGOU de una mayor flexibilidad. Se habló de una mayor mezcla de usos, una menor rigidez a la hora de cambiar el uso de un local o parcela, y una regulación únicamente de lo estrictamente básico –como ocurre en mucho países del centro y el norte de Europa- donde el arquitecto tenga un mayor margen de maniobra basándose en su propio sentido común.
Aunque el debate se abrió desde esa idea de (1) mayor flexibilidad, en la que todos parecían estar de acuerdo, algunos participantes del público señalaron, desde una vertiente un poco más conservadora, el riesgo del “libre albedrío” y de echar al traste todo lo regulado hasta el momento en materia urbanística. La principal función de la Ley Urbana es regular el estatuto jurídico de la propiedad del suelo y no cabe duda de que el derecho de la propiedad tiene que tener límites. Aún lejos de las creativas soluciones para una mayor flexibilidad propuestas por algunos de los ponentes-arquitectos, pero distanciándose también de las rigideces y lagunas en materia de usos del suelo del plan del 97, el nuevo plan propone flexibilidad mediante medidas como: detallar el uso actual específico de cada una de las parcelas urbanas (y no el uso característico de la zona, como hacía el del 97, donde todo el centro de Madrid aparece como “residencial”-muy lejos de la realidad); o la implantación de horquillas de cambio de uso para cambio de licencia, que variarán su flexibilidad dependiendo del porcentaje de actividades económicas, residenciales, etc., del sector o eje de la ciudad donde se encuentren.
Se debatió también la común equivocación de un Plan General con un Plan Estratégico (que aborda muchos más aspectos) y cómo el primero no puede resolver competencias del segundo, así como tampoco puede resolver los aspectos de un plan territorial. Se apuntó (2) la falta de un Plan Estratégico y un Plan Territorial en la Comunidad de Madrid, para abordar los problemas sociales, económicos y medioambientales que el Nuevo PGOU intenta resolver. José Luis Infanzón (Director General del Plan de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Madrid) explicó brevemente las características del nuevo PGOU y cómo una de las mayores dificultades es el tratamiento del espacio público, acerca del cual el PGOU dice poco o nada (haría falta un Plan Estratégico). El urbanismo funciona bien cuando se regula en todas sus escalas y dijo “…Madrid está huérfano de un plan territorial que introduzca criterios ordenadores vinculantes a municipios”. Se afirmó incluso que los políticos locales nunca van a querer planes regionales, porque les quitan poder (Eduardo Mangada, político y arquitecto, decía que el mejor plan es el que siempre está evolucionando).
Más tarde, se habló de (3) la problemática de que un PGOU deba resolver los problemas y las necesidades de la ciudad de Madrid de aquí a 15 años, y José Luis Infanzón explicó que se deben establecer los aspectos estructurantes básicos para el futuro, pero no lo que vaya a cambiar. ¿Esto significa que aunque el nuevo PGOU tenga rango normativo, siempre será posible saltárselo como ha ocurrido con los anteriores? Los cambios urbanísticos más importantes de los últimos años (las torres de la Castellana, Madrid Río, etc.), no aparecían en el plan anterior, y sin embargo se llevaron a cabo con una asombrosa rapidez.
Esta rápida actuación para determinados proyectos (en la que unos pocos se lucraron) choca con otro de los temas que se debatió en la sesión: (4) la lentitud del sistema a la hora de realizar cambios (que suelen llevar cerca de dos años) y se planteó la cuestión de (5) por qué se intenta revisar/modificar un plan tantas veces en poco tiempo.
Muchas de las propuestas del borrador del nuevo plan tienen como objetivo precisamente corregir los dislates del anterior plan, que proyectó un modelo de crecimiento ilimitado y puso a los pies de los promotores inmobiliarios todo el suelo disponible. Pero, ¿cómo adelantarse al futuro?, (6) ¿cómo evitar una nueva burbuja inmobiliaria o más grave aún que en caso de sucederse, no lo atraviese, como pasó con el anterior plan, transversalmente y lo convierta nuevamente en una herramienta meramente económica y al servicio de la especulación y los mercados financieros? Se argumentó que la flexibilidad no provoca necesariamente abaratamiento del suelo, y por lo tanto, hay que controlarla.
En Madrid, hay suelo urbanizado para los próximos 50 años, y en las próximas décadas no se podrá utilizar la “tan socorrida” estrategia del todo urbanizable para salir de la crisis y potenciar el desarrollo económico. Pero, (7) ¿cómo abordar esta sobrecalificación del suelo? ¿Cómo forzar un abaratamiento del suelo?Las viviendas de Protección oficial (VPO) ya tienen esta función, pero habría que buscar opciones para abaratar el suelo de las actividades económicas, especialmente en el centro de Madrid. Al ser Madrid una ciudad consolidada, se podría apostar por estrategias de rehabilitación. Pero quizás para ello habría que recurrir a planes estratégicos. Uno de los participantes comentó también la falta de personalización del Plan con los problemas concretos de la ciudad de Madrid, que son muchos. Madrid tiene problemas mayores (el tráfico…) que el Plan no abarca.
Además, las dificultades económicas que Madrid atraviesa y (8) la dificultad de atraer capital privado extranjero para actividades económicas. Javier González habló de cómo muchos inversores extranjeros huyen horrorizados a otro país, al ver nuestra legislación urbana.
Carlos Lahoz planteó la cuestión (9) ¿qué quiere ser Madrid de mayor? Madrid arrastra desde hace siglos una falta de identidad de la ciudad, frente a otras capitales europeas (París, Londres, Berlín). Puede que hasta los madrileños hablemos siempre mal de nuestra ciudad. De lo que no cabe duda es de que hasta ahora “No la hemos sabido contar”.
El debate concluyó con la siguiente pregunta, (10)¿qué le pedirías tú al nuevo PGOU? Ésta es una pregunta que todos los ciudadanos, todos los madrileños, deberíamos hacernos. Ya que tanto reclamamos un sistema transparente, participativo, en el que la voz de todos los ciudadanos se escuche a la hora de hacer ciudad, ésta es nuestra oportunidad.
Voy a terminar con un extracto del Plan. Para todo aquél que haya leído a Jane Jacobs y haya seguido su lucha de “activismo urbano y social” por salvar barrios como el hoy mundialmente conocido “Greenwich Village”, en pleno Manhattan, algunas propuestas del referido Plan sonarán un poco más a demagogia que a objetivos y estrategias reales que verdaderamente se lleven a cabo y solucionen los problemas sociales y urbanos de muchos barrios madrileños.
(…) El Ayuntamiento busca promover la igualdad de género desde el urbanismo, asegurando “un equilibrio entre la vida privada y el espacio público”. Quiere luchar contra “la segregación espacial”, es decir, los guetos, potenciando “la mezcla social de rentas, orígenes y edades, y el equilibrio entre el centro y la periferia”. Y desea garantizar la movilidad de menores, ancianos y discapacitados.
“(…) Entre otras estrategias, apuesta por reforzar la sensación de seguridad en la calle; facilitar la “legibilidad” del espacio público para que resulte sencillo saber dónde está uno y adónde va; restringir el aparcamiento a los vecinos; fomentar los pequeños espacios verdes de cada barrio; y apostando por una “ciudad de distancias cortas”. Para esto último, el nuevo plan pretende crear una zona centro en cada distrito, que agrupe la necesidad ciudadana de dotaciones, comercios, etcétera.
Maria Beltran

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